domingo, 12 de octubre de 2014

¿CÓMO ESTÁ TU TEMPLO?

Esto nos dice la Biblia:
1º Carta a los Corintios Cap. 3:16
¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
Fuente: Biblia Latinoamericana.

     Muchos cristianos utilizan esta parte de las sagradas escrituras para advertirles a otros que no deben cometer actos “impuros” con sus cuerpos (tratándose, casi exclusivamente de la fornicación o la masturbación), ya que estos (nuestros cuerpos), son templo del Espíritu Santo, es decir el hábitat de Dios. Ahora bien, si revisamos un poco, sin ahondar en muchos detalles, veremos que en el capítulo 6:19 repite casi lo mismo, sólo que allí trata otros asuntos morales y éticos. La tradición judía considera que realizar actos impuros con el cuerpo no sólo se refiere a cometer adulterio, también la correcta alimentación era detallada por ellos en las leyes de Kashrut, en esta se observan listas de alimentos que están o no prohibidos por dicha tradición; quiere decir, que cuidar lo que el cuerpo consume, era motivo de preocupación para ellos. Así mismo, queda claro, por supuesto, si leemos todo el capítulo 3 de esta epístola, que el Apóstol Pablo, quiere exhortar y advertir a esta comunidad dividida, que no se dejen llevar por las pasiones, las envidias y las rivalidades, lo que le añade otro ingrediente más a esto del templo del Espíritu Santo.
     Por lo tanto tenemos que, según lo explicado anteriormente: cometiendo una serie de actos considerados impuros, se puede transgredir o deteriorar el templo de Dios, es decir nuestros cuerpos.
     Al meditar este pequeño pasaje bíblico, inmediatamente recordé las palabras de un amigo y maestro, el cual en su enseñanza (basadas en aprendizajes de la tradición hinduista) me quería convencer de que nuestro cuerpo debe ser considerado como un vehículo, como la parte fundamental de una especie de transición o camino que estamos recorriendo en esta existencia. Por supuesto, eso en mí generó ciertas reflexiones e interrogantes: Un vehículo es dinámico, se mueve y sirve para transportar cosas, un templo en cambio, es una estructura rígida, un edificio sagrado que sirve para la contemplación y la adoración de una o varias deidades, dependiendo del caso o la religión. Entonces: ¿Qué es en verdad nuestro cuerpo? ¿Cuál es su verdadero propósito?
     La ciencia explica muy bien qué es y cuales son los componentes de nuestro cuerpo, en el siguiente enlace de Wikipedia lo pueden verificar con pelos y señas: https://es.wikipedia.org/wiki/Cuerpo_humano . Es irrevocable que nuestro cuerpo es una máquina extraordinaria, tiene todo lo que necesitamos para llevar una buena vida que dure entre los 100 y los 120 años. De paso, la ciencia nos revela a través de descubrimientos, que nuestro cuerpo comparte muchos de sus elementos con el resto de los seres vivos que habitan este universo, llámense plantas, animales, minerales, estrellas, planetas, entre otros.
     La explicación científica da una respuesta, por lo tanto, a la primera pregunta: ¿Qué es en verdad nuestro cuerpo? Pero muchos considerarían que dicha respuesta es parcial, porque todo lo expuesto no explica nada acerca del alma, del espíritu y deja como medio incompleto el concepto que muchos tenemos del ser. Si esa es su perspectiva, excelente, pero considere ahora que yo no estoy hablando del ser, estoy analizando sólo a esa parte denominada “cuerpo”, por supuesto, para mí es entendido que somos cuerpo, mente y espíritu, mas las dos últimas las dejaremos para otra oportunidad, en este caso, estoy refiriéndome específicamente al cuerpo.
     Entonces nos encontramos con la otra pregunta ¿Cuál es su verdadero propósito? Esta  pregunta la voy a analizar desde varias perspectivas, tratando de ser lo más claro posible, presentándole la que yo considero es la respuesta, respuesta que no ha florecido espontáneamente, sino que ha sido en parte revelada y es en parte un continuo descubrimiento a través de mis vivencias, eso si, yo espero que no te quedes con lo aquí descrito, sino mas bien, que te permitas descubrir el propósito de tu existencia.
     Muy bien, ahora nos enfocaremos en plantear lo que considero el propósito del cuerpo… El cuerpo es un componente que es más comparable con un vehículo, que con un edificio, lo explicaré de esta manera: El cuerpo está hecho para moverse, incluso es parte de todo un movimiento universal, ya que nada permanece estático, todo se mueve, por lo tanto es más un “templo dinámico” o itinerante, un vehículo en constante desarrollo y movimiento. Como lo has notado, no he descartado ninguna hipótesis, sólo le he añadido el carácter de dinámico o itinerante al templo, por lo que si algo habita en él, también debería compartir estas característica o por lo menos lo considero el deber ser.
     Como todos sabemos por experiencia, nuestro cuerpo tiene necesidades que deben ser cubiertas o atendidas. Si tu tienes un automóvil (imagínate uno a motor de combustión interna),  en el que te transportas a diario para ir a trabajar y no le llenas el tanque de combustible… ¿Qué puede pasar si se le acaba? Se detiene y no enciende hasta tanto no le cubras esa necesidad. El ejemplo ilustra lo que sucedería si no cubrimos una necesidad básica de nuestro cuerpo.
     Abraham Maslow (1908 – 1970), un famoso psicólogo estadounidense, propuso una teoría que pretende jerarquizar las necesidades humanas, la que se denominó Pirámide de Maslow. En la base de dicha pirámide se encuentran lo que el mismo Maslow designó, como las necesidades básicas o necesidades fisiológicas, en el siguiente peldaño existen las llamadas necesidades de seguridad, más arriba están las necesidades de aceptación, luego las de autoestima y en la punta de la pirámide están las de autorrealización.
     Lo planteado por Maslow nos amplía un poco el panorama que nos invita reconocer más nuestro cuerpo; identificando cada necesidad, las podemos comprender y de esa manera las podemos cubrir. Muchas veces existieron en nuestra vida, situaciones que no podíamos explicar y que luego nos dimos cuenta que fue una necesidad que no nos ocupamos por cubrir o atender. Muchas veces esas necesidades fueron atendidas a tiempo, otras veces fue demasiado tarde.
     Ya en este punto estamos descubriendo que nuestro cuerpo es un medio dinámico, que nos permite el tránsito por esta vida, que tiene sus necesidades que debemos conocer y atender. Entre las necesidades básicas  o fisiológicas de nuestro cuerpo están: la necesidad de respirar, la de beber agua y alimentarnos, la necesidad de descansar, la de eliminar los desechos corporales (orinar, evacuar), también la de mantener la temperatura corporal, la de evitar el dolor físico y la necesidad de tener relaciones sexuales o de reproducirse.  Algunas de estas necesidades están con nosotros casi desde la concepción, pero la mayoría se desarrolla con el tiempo, cuando somos bebés,  niños, adolescentes,  jóvenes y adultos. Muchos atendemos nuestras necesidades básicas de forma mecánica y casi inconsciente, a veces sin medir detalles.  Volviendo al relato bíblico, recuerdo que el mismo Pablo, dice a los Corintios: “Todo me está permitido, pero no todo me conviene. Todo me está permitido, pero no me haré esclavo de nada.”, si aplicamos estas palabras a las necesidades básicas, comenzaremos a comprender porqué hay cosas que pueden dañar nuestro cuerpo.
     Si dejas de respirar, te mueres, si no bebes agua, en 6 días te mueres, si no comes, en 8 días te mueres, si no te mueves o ejercitas, tus articulaciones que están hechas para el movimiento se atrofian y dañan, si no evacuas o si no orinas, tus órganos internos se saturan y sufres dolor y en pocos días puedes morirte, si estás en un lugar muy frío, te congelas, si te expone a mucho calor, te quemas, si no tienes relaciones sexuales, no te puedes reproducir y si no te reproduces tus genes no pasan a la próxima generación, esto en el nivel más básico, también es sabido que si reprimes los impulsos sexuales afectas directamente tu sistema físico y te enfermas. Ahora bien, todo debe tener regulación y debe establecerse en perfecta armonía con tu entorno, por ejemplo, si respiras muy rápido te hiperventilas y te mareas, si bebes mucha agua u otros líquidos tu sistema se sobresatura y debe trabajar más para metabolizar el excedente, igual pasa con la comida, cuando es en exceso y de muy baja calidad, generalmente se almacena en tu cuerpo como tejido adiposo que se demora mucho en ser eliminado del cuerpo, puede tapar tus arterias y provocar enfermedades cardíacas, si expones tus músculos y huesos a mucho ejercicio se cansan y se atrofian, si sudas mucho, evacuas u orinas mucho tu cuerpo se deshidrata, Si tienes relaciones sexuales sin medir consecuencias, puedes adquirir enfermedades o puedes tener un embarazo no deseado, más un largo etcétera.
     Después de analizar todo lo anterior probablemente la pregunta sea ¿Cómo hago entonces? La respuesta está en tu interior, la solución es mantener siempre en armonía lo que hago, lo que digo y lo que siento, se que en muchos casos es difícil, pero considera esto, esas barreras, muros y dificultades, las colocaste tú mismo o tú misma, la responsabilidad, la mayoría de las veces fue total y absolutamente tuya, por lo tanto es tu voluntad la que se tiene que activar, para calmar lo que está alterado, sanar lo que está enfermo y ocuparte de lo que está descuidado.
     Sí, yo creo que el cuerpo es templo donde habita Dios, es un templo dinámico que se mueve con voluntad propia, que debe buscar la armonía con el resto de los componentes, que sirva para contemplarle, para que el verdadero ser, que es luz de Dios, se manifieste. No te desanimes, comienza a respetar el templo, comienza a darle ese carácter de sagrado, busca lo que lo daña, lo que lo transgrede y apártalo, busca lo que lo favorece y lo que lo enriquece y acógelo.
     Si estás bebiendo o comiendo algo que te cae mal, que sabes que no es saludable para ti: ¡Voluntad! Elimínalo. Si tú sabes que alguna relación no te conviene, que hay gente a tu alrededor que complican tu vida y la llenan de discordia, de rencor, de sentimientos tóxicos para ti: ¡Voluntad! Ámales, ora por ellos, reza por ellos, pero aléjate de ellos, no seas parte de lo que no te conviene y daña tu ser. Si notas que no puedes con un trabajo o una situación laboral, porque te estresa o simplemente porque no te gusta lo que se hace allí: ¡Voluntad! realiza otras propuestas, defiende tu punto de vista, si es viable y necesario renuncia y goza lo que te gusta hacer en paz y en armonía. Si estás sufriendo en esta vida… ¡Voluntad! Detente, busca en tu interior, ahí está la luz esperando, rectifica, sana, restaura, renueva y vuelve a intentar.

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